martes, 24 de mayo de 2011

CONFRONTACIÓN CON LA DOCENCIA

MI  CONFRONTACIÓN CON LA DOCENCIA
Reconozco en mi profesión una gran responsabilidad para con la sociedad mexicana, estoy comprometida con ella y con mis alumnos, asumo que gran parte de la formación de los pequeños como ciudadanos, depende del trabajo que se genere al interior de nuestras aulas.
Tener la oportunidad de desempeñarme en esta profesión, me ha permitido desarrollar las habilidades que poseo y disfrutar de las actividades que siempre me han gustado.
Una de mis grandes fascinaciones es la arqueología, de hecho la primera opción de elegir una profesión era esa y pese a que no se pudo concretar como tal; hoy una de las clases que más disfruto dar, es la de historia.
Desde pequeña tuve facilidad para aprender matemáticas, en mi proceso de formación hubo maestros que apoyaron a valorarlas y a tomarles mayor interés, sin embargo también tuve otros que a mi parecer tenían deficiencias que no se deberían permitir en un formador. Tras concluir la Licenciatura en Educación Primaria, logre  iniciar la especialidad de Matemáticas y terminar en el 2009, por lo que también es otra de las asignaturas que disfruto abordar,  procurando que los alumnos reconozcan y valoren lo imprescindible de esta para su vida escolar y cotidiana, tengo una fijación especial por lograr que asimilen, razonen y reflexionen, sobre el porque de un algoritmo y no se limiten a la mecanización de operaciones o formulas.
Un motivo de satisfacción que tengo es que lo que para muchos pudiera ser llamado sentimentalismo, para mi ha sido una norma, en el trato con mis alumnos, al reconocerlos como personas individuales que pese a compartir características con sus compañeros  como la edad, procedencia, conocimientos, gustos,  vocabulario, etc. Cada uno vive una realidad diferente en su familia y que finalmente influye o determina su desempeño en el grupo.
Desde el primer acercamiento y durante todo el ciclo escolar mantengo comunicación con ellos, tratando de entender el porqué de su desempeño. Al inicio del nuevo ciclo entrego al docente que adopta a mi grupo, el perfil detallado de cada niña (o) del grupo que recibe, tratando de apoyarle para tener un punto de partida con respecto al conocimiento del grupo.
Los motivos de insatisfacción que reconozco en el ejercicio de mi profesión, es las diferencias que se presentan ante los mismos compañeros del centro de trabajo, quizás por ser una institución un tanto grande, tiene muchos conflictos internos, que lamentablemente afectan la realización de actividades planeadas y tras la resistencia a unirse para trabajar, hace que otros se aíslen  un tanto para evitar diferencias mayores.
Otra es la nefasta corrupción que gobierna a nuestro sistema educativo y que no le permite avanzar conforme a las necesidades reales de la población mexicana, en el que se ponderan influencias y amistades, pisoteando los derechos de tantos trabajadores que tienen una excelente preparación y desempeño profesional; no es posible que muchos de los asesores que asignan para cursos, talleres, diplomados, etc, no tengan ni siquiera los elementos básicos para estar a cargo de los grupos de profesores o que pasen por un filtro de calidad, para asegurar que tienen la capacidad para sacar adelante los trabajos programados.
Tantas direcciones, supervisiones, apoyos técnicos, coordinaciones y secretarías, han sido asignadas por meritos como el entreguismo pusilánime, que no tiene un cerebro para pensar, salvo para diseñar beneficios propios y mezquinos, a los que lo último que les interesa es el avance educativo, porque saben que si tuviéramos una sociedad verdaderamente ilustrada, sus puestos habrían quedado vacantes hace mucho tiempo.

La aventura de ser docente

Replantear la labor docente es un ejercicio que debiéramos hacer continuamente, a pesar de los años de servicio, a pesar de la buena ubicación geográfica que tenga nuestra escuela; porque en la sierra, en las zonas rurales, en las marginadas, en los cinturones urbanos o en las  urbanas, nuestra profesión debe responder a la consigna que en la Escuela Normal nos rezaban “el maestro como agente social tiene la responsabilidad de transformar la comunidad que lo albergue” y es lamentable darnos cuenta que ante las primera dificultades que se nos presentan, nos damos por vencidos.
¿Qué escuela no tiene problemas?, sin duda tiene  menos  aquella en la que docentes y directivos han logrado la unidad para trabajar de acuerdo a las necesidades que los alumnos y su entorno requieren, porque en conjunto se trabaja sobre los mismos fines; aunque cabe agregar que no siempre se tienen claros los objetivos que se pretenden alcanzar.
Ejercer nuestra función requiere el compromiso ético con los destinatarios de la educación  y con  la misma sociedad, quien se desenvuelve con gusto y ánimo en el trabajo diario del aula innegablemente tiene un mejor desempeño.
Es verdad que son muchas las dificultades que nos limitan como en la sesión presencial se manifestaron: la falta de recursos, el desconocimiento de la RIEB aunada a la mínima capacitación que sobre esta ha proporcionado la SEP, la carga administrativa, el desinterés de los padres, la violencia de la comunidad y familia, que se reproduce en las relaciones de alumnos al interior del la escuela, ausentismo por factores económicos….etc. Factores que afectan la realización de nuestra práctica educativa e intervienen con la imagen del maestro.
Después de leer las lecturas recomendadas, si bien me parece una aseveración muy dura la de ser un director profesionista y un profesional, no deja de ser real, lamentablemente una de las causas que encuentro para la superación es que las condiciones económicas de los directivos, al igual que los docentes no es envidiable y muchas veces la posibilidad de actualizarse, se veía limitada por ello, aquí cabria cuestionar qué tanto ha hecho la SEP porque nuestros directivos sean capacitados. Otro punto que llama mi atención es la crítica para aquellos directivos que tienden a ser condescendientes con los amigos de su personal y rigurosos con los que no gozan de su agrado. No podemos olvidar que muchos de ellos, únicamente reproducen la forma en que las autoridades educativas o sindicales los acomodaron en el lugar que están. Es imprescindible la vigilancia o verificación en cada centro escolar, del cumplimiento de los lineamientos que rigen la función directiva
En la lectura de la experiencia docente coincido en la necesidad de preparación continúa, de elaborar un diagnóstico, planear, evaluar permanentemente el desempeño del grupo y establecer la comunicación con padres de familia, porque en tanto que se logre involucrarlos en el proceso educativo de sus hijos, se estarán asegurando buenos resultados.
Finalmente, respecto al  texto de José M. Steve, me causo un gran impacto; efectivamente cuando nos sentimos comprometidos con el ejercicio de la docencia, el quehacer docente no es una carga, se vuelve una actividad complementaria del sujeto; sabemos que si bien la Escuela Normal, te brida muchos elementos en la formación docente, la realidad es un tanto mas compleja y especialmente en los primeros años de servicio, nos hacemos docentes por ensayo y error, pero a pesar de ser inherente al ser profesor, no es conveniente pasar tanto tiempo en esta fase, para mejor construir nuestra identidad y estilo de enseñanza. Es indispensable hallar y transmitir el significado real de los contenidos de aprendizaje en la vida de nuestros alumnos.
Efectivamente en las aulas de la Escuela Normal se nos da cátedra de lo que un buen profesor “debe hacer, pensar u evitar.”, pese a que pocas o nulas veces se centra en el ¿Cómo?, cabe mencionar que esta practica también es común año tras año en los TGA.
En México también compartimos la misma realidad de que en las Escuelas Secundarias, se permitió  el ingreso de personas que sin un perfil docente, se incorporaron  al magisterio, pero cada vez se reduce por la afiliación de los egresados de las Normales Superiores o escuelas que proporcionan las Licenciaturas en Educación Secundaria y/o Telesecundaria.
Finalmente, coincido con la postura, de que la disciplina es un principio y un fin resultados del desempeño docente, es imprescindible diversificar, las formas de enseñanza, para facilitar el aprendizaje de los contenidos y hacer de la nuestra, una profesión humanista, puesto que no es maestro, aquel que no vive  para servir y transformar para bien, a sus alumnos.