Replantear la labor docente es un ejercicio que debiéramos hacer continuamente, a pesar de los años de servicio, a pesar de la buena ubicación geográfica que tenga nuestra escuela; porque en la sierra, en las zonas rurales, en las marginadas, en los cinturones urbanos o en las urbanas, nuestra profesión debe responder a la consigna que en la Escuela Normal nos rezaban “el maestro como agente social tiene la responsabilidad de transformar la comunidad que lo albergue” y es lamentable darnos cuenta que ante las primera dificultades que se nos presentan, nos damos por vencidos.
¿Qué escuela no tiene problemas?, sin duda tiene menos aquella en la que docentes y directivos han logrado la unidad para trabajar de acuerdo a las necesidades que los alumnos y su entorno requieren, porque en conjunto se trabaja sobre los mismos fines; aunque cabe agregar que no siempre se tienen claros los objetivos que se pretenden alcanzar.
Ejercer nuestra función requiere el compromiso ético con los destinatarios de la educación y con la misma sociedad, quien se desenvuelve con gusto y ánimo en el trabajo diario del aula innegablemente tiene un mejor desempeño.
Es verdad que son muchas las dificultades que nos limitan como en la sesión presencial se manifestaron: la falta de recursos, el desconocimiento de la RIEB aunada a la mínima capacitación que sobre esta ha proporcionado la SEP, la carga administrativa, el desinterés de los padres, la violencia de la comunidad y familia, que se reproduce en las relaciones de alumnos al interior del la escuela, ausentismo por factores económicos….etc. Factores que afectan la realización de nuestra práctica educativa e intervienen con la imagen del maestro.
Después de leer las lecturas recomendadas, si bien me parece una aseveración muy dura la de ser un director profesionista y un profesional, no deja de ser real, lamentablemente una de las causas que encuentro para la superación es que las condiciones económicas de los directivos, al igual que los docentes no es envidiable y muchas veces la posibilidad de actualizarse, se veía limitada por ello, aquí cabria cuestionar qué tanto ha hecho la SEP porque nuestros directivos sean capacitados. Otro punto que llama mi atención es la crítica para aquellos directivos que tienden a ser condescendientes con los amigos de su personal y rigurosos con los que no gozan de su agrado. No podemos olvidar que muchos de ellos, únicamente reproducen la forma en que las autoridades educativas o sindicales los acomodaron en el lugar que están. Es imprescindible la vigilancia o verificación en cada centro escolar, del cumplimiento de los lineamientos que rigen la función directiva
En la lectura de la experiencia docente coincido en la necesidad de preparación continúa, de elaborar un diagnóstico, planear, evaluar permanentemente el desempeño del grupo y establecer la comunicación con padres de familia, porque en tanto que se logre involucrarlos en el proceso educativo de sus hijos, se estarán asegurando buenos resultados.
Finalmente, respecto al texto de José M. Steve, me causo un gran impacto; efectivamente cuando nos sentimos comprometidos con el ejercicio de la docencia, el quehacer docente no es una carga, se vuelve una actividad complementaria del sujeto; sabemos que si bien la Escuela Normal, te brida muchos elementos en la formación docente, la realidad es un tanto mas compleja y especialmente en los primeros años de servicio, nos hacemos docentes por ensayo y error, pero a pesar de ser inherente al ser profesor, no es conveniente pasar tanto tiempo en esta fase, para mejor construir nuestra identidad y estilo de enseñanza. Es indispensable hallar y transmitir el significado real de los contenidos de aprendizaje en la vida de nuestros alumnos.
Efectivamente en las aulas de la Escuela Normal se nos da cátedra de lo que un buen profesor “debe hacer, pensar u evitar.”, pese a que pocas o nulas veces se centra en el ¿Cómo?, cabe mencionar que esta practica también es común año tras año en los TGA.
En México también compartimos la misma realidad de que en las Escuelas Secundarias, se permitió el ingreso de personas que sin un perfil docente, se incorporaron al magisterio, pero cada vez se reduce por la afiliación de los egresados de las Normales Superiores o escuelas que proporcionan las Licenciaturas en Educación Secundaria y/o Telesecundaria.
Finalmente, coincido con la postura, de que la disciplina es un principio y un fin resultados del desempeño docente, es imprescindible diversificar, las formas de enseñanza, para facilitar el aprendizaje de los contenidos y hacer de la nuestra, una profesión humanista, puesto que no es maestro, aquel que no vive para servir y transformar para bien, a sus alumnos.
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